Celebramos la vida de Pedro

El pasado 8 de mayo falleció el Dr. Pedro Kalmbach, miembro creador de la Red Ecuménica de Educación Teológica y su coordinador académico. Pedro había nacido el 8 de noviembre de 1964 en Eldorado, Misiones. Estudió Teología en el Instituto Superior Evangélico de Estudios Teológicos de Buenos Aires y se doctoró en la Escola Superior de Teología de Sao Leopoldo, Brasil. Junto a sus estudios de teología había cursado el Profesorado para la Enseñanza Primaria y realizado un posgrado en gestión educativa. Era pastor ordenado de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata (IERP) y desarrolló, por 10 años, la tarea pastoral en la congregación de Montecarlo, Misiones. Su área de trabajo académico era la Teología Práctica y su pasión fue la pedagogía aplicada a la educación teológica. Más allá de su dedicación al programa REET, era co-coordinador de la Pastoral para la Promoción del Cuidado de la Creación de la IERP. Estaba casado con Carla Ostrowski, con quien tuvo dos hijos y una hija.

En el día a día de nuestro proyecto compartido, sus colegas del programa REET enfrentamos el desafío de trabajar sin la compañía de su presencia física. Nuestras reuniones, nuestros intercambios y nuestros debates están incompletos sin su mirada amplia, sus opiniones cuidadosas, sus argumentos firmes y, a la vez, generosos. Añoramos a Pedro y, aun conscientes de la limitación de nuestras palabras para expresar nuestro sentir, queremos hoy celebrar su vida con estos breves testimonios:

“Con Pedro pudimos trabajar juntos en ISEDET y en la REET, como colegas en este camino compartido de la educación teológica. Él desarrolló como parte de su ministerio una especial dedicación al cuidado de la creación. Asimismo le importó la manera de compartir el evangelio mediante la educación cristiana. Su visión de la Teología Práctica le hacía aspirar a una comprensión de la experiencia de fe que superara lo anecdótico, lo individual y lo secular, a fin de abonar el terreno propio de la Teología Práctica como ciencia particular dentro de la Teología en general. Álvaro Michelin Salomón.

“Junto con Pedro compartíamos una agenda práctica en REET: la plataforma del Aula Virtual y aquello que estaba vinculado. Un camino de aprender sobre la marcha a partir de las situaciones que se producían y la búsqueda de soluciones.  Estos temas sumamente prácticos y que en muchas ocasiones necesitaban alta dedicación llevaron también a las conversaciones sobre miradas más estratégicas del recorrido en común desde lo organizacional amplio hasta aquello que hacía a los temas más cotidianos… como la promesa de un barrilito de cerveza para mi cumpleaños, que surgió de él en esa generosidad que lo caracterizaba. Así como también la preocupación por lo que les pasaba a los y las demás. No quedándose en la mera preocupación sino buscando y realizando acciones concretas en función de generar transformaciones a esas realidades complicadas de tantas y tantos. ¡Cuánto te amargaban las injusticias y los dolores de las y los demás! Y esa capacidad de no perder el rumbo en medio de esas preocupaciones… Te cuento que se te extraña, en eso de que estabas allí, un mensaje, un email… desde una falla en la plataforma hasta los temas más complejos de la vida. Gracias por todo lo compartido.” Alan Eldrid.

“Las palabras me resultan chicas para recordar a un profesor, pastor y amigo que ha partido. Con Pedro tuve el gusto de ser su alumno en varias materias de Teología Práctica. Siempre minucioso y preciso en sus comentarios, nunca escatimaba palabras de aliento para proseguir el camino de la formación. Fue, además, con quien pude compartir en la REET sus enriquecedores aportes y su predisposición a la hora de compartir conocimientos. Supo transmitir con pasión, humildad y calidez humana su testimonio de fe. Su ministerio comprometido con la lucha por el cuidado de la creación de Dios deja el gran desafío de seguir el camino de Dios y su justicia. Todos quienes pudimos conocerte te extrañaremos hasta que podamos reencontrarnos en el día del Señor.” Bladimir Coro Mogro

“Pedro, colega y amigo, nos enseñaste a apreciar la vida en su plenitud. Fuiste consciente de que somos parte de un cosmos con una multiplicidad de manifestaciones vitales donde cada una de ellas importa y, especialmente, aquellas cuyo desarrollo e integridad se vean amenazados. Ofreciste tus capacidades y tu tiempo para trabajar por esas convicciones que tenían sentido y estaban ancladas en tu fe. Agradeciendo el don de tu amistad y compañerismo, celebro tu memoria en la confianza de que ninguno de tus átomos, ni de tus gestos, ni de tus sueños se perderán. Haberte conocido nos inspira a cuidar y celebrar la vida hoy, sabiendo que es el material con el cual Dios da forma al futuro.” Marisa Strizzi.

“El mate y la sonrisa que nos ofrecías con ánimo y apoyo en nuestros esfuerzos de investigación y docencia quedarán estampados en nuestra memoria. Tu impronta pastoral insistía en que las tareas de la educación teológica sean ancladas en la realidad de las iglesias y de los cristianos y las cristianas; una realidad concreta, con todos sus desafíos y dolores, y llena de esperanzas y posibilidades. Tu partida nos deja con un desafío enorme, no dejaremos caer la esperanza que vivías.” Kathleen Griffin.

“La vida te trajo por acá, parecido al camalotal arrastrado por la creciente y traído por la corriente al Río de La Plata. Dejaste quereres y ansias, para una nueva caminata compartida. Entonces entre mates y afectos llenaste de futuro y esperanza nuestro devenir. Nos contagiaste una visión de futura comunión para la creación de Dios. Sin embargo, a medio andar, inesperada y trágicamente ya no te vimos y nos quedó un vacío grande en nuestra humanidad y sueños. Aún no hay sentido, creemos que seguiste viaje rumbo al mar. Sube a Dios nuestra gratitud por tu vida y dones puesto al servicio de una tierra sin lágrimas y vidas llenas de sol.” Dario Barolín.

“¿Cómo escribir de tu partida, si aún te siento tan cerca? ¿Cómo pensarte definitivamente ausente, habiendo amasado juntos tanta entrega, tanta complicidad, tanta porfía fraterna? Si aún espero poder encontrarte o que suene tu llamada, cada mañana, para urdir sueños, calmar ansiedades, refunfuñar broncas y reírnos un poco –irónicos– de nuestros afiebrados sortilegios y derivas… Querido Pedro, te conocí como colega, te despedí –desgarrado, aturdido, infinitamente agradecido– como a un hermano y a un amigo, de los que hay muy pocos, de veras. Ahora que te fuiste sin avisar, te deseo eso en lo que confío –no me pregunten cómo: el milagro del reencuentro bendecido y feliz con todo aquello por lo que te empeñaste a fondo en la pasión y en el amor, hasta el último instante de esta vida… ¡Hasta cualquier momento, lieber Bruder!” Daniel Beros.

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